La liberación miofascial es una técnica manual que, a través de movimientos y presiones contenidas, libera de restricciones de movilidad el sistema fascial.
Nuestro ritmo de vida nos provoca en ocasiones tensión, dolores, agarrotamiento… causando molestias y dolores. En ocasiones, no sabemos el motivo de esos síntomas, ya que la fascia es una gran desconocida.
¿Qué es la fascia?
Es un entramado que se reparte a lo largo de todo el cuerpo y que se encuentra presente en todo el cuerpo. A nivel superficial, la encontramos en la parte interna de la piel. A nivel profundo, en músculos, articulaciones, huesos o vísceras.
¿Por qué se producen estos molestos y dolorosos síntomas?
Cuando la fascia está en estado normal, se encuentra relajada y estirada. Pero si sufrimos una lesión, una mala postura o sufrimos estrés o ansiedad, la fascia se tensa.
¿Cómo se trata esta dolencia?
La sesión tiene una duración aproximada de una hora. El fisioterapeuta comienza localizando aquellas zonas miofasciales que se encuentran alteradas o rígidas con una leve presión manual. Una vez localizadas, se “calienta” la fascia. Por último, con los dedos y las palmas de las manos aplicará una presión manual sostenida, de forma que esa fuerza que aplica consiga estirar y retirar los tejidos. Para ello realizará unos movimientos largos, estiramientos suaves y sostenidos que consigan estirar y liberar la fascia.
Este tipo de terapia se suele utilizar para reducir dolor lumbar, dolor del talón, cefaleas, fibromialgias, lupus, esclerodemia o artritis reumatoide, entre otras.
Aparte de mitigar el dolor, ¿qué otros beneficios tiene este tratamiento?
Por un lado, el cuerpo consigue una mayor movilidad articular y mejor circulación, lo que a su vez favorece la eliminación de líquidos o la eliminación de toxinas.
Por otro, ayuda a mejorar la postura corporal, lo que ayuda a prevenir lesiones o malas posturas.